viernes, 18 de diciembre de 2009

RABELADAS

Para mi amigo Miguel con todo mi cariño y esperando que le guste.

El Rabel es un instrumento musical antiguo utilizado por pastores y músicos del medio rural, de origen musulmán y que a raíz de la conquista se instauro en la Península Ibérica, este instrumento en la actualidad sigue vivo en Sanabria, Asturias, La Rioja, Extremadura y sobre todo en el sur de Santander y norte de Palencia.
Consta de tres partes; clavijero, mástil y caja acústica, y sus cuerdas pueden ser de crin de caballo o de tripa de diversos animales.

El rabelista, normalmente siempre toca solo y en recintos cerrados obligado por el tenue sonido que tiene el instrumento para amenizar las largas noches de soledad de los pastores y labriegos, o en ocasiones en las cocinas de las aldeas donde se reunían familias cantando romances, tonatas, cantares etc.

En la actualidad existen grupos como el dúo Candeal empeñados en recopilar la música tradicional castellana en todas sus variantes, entre ellas las rabeladas- cuatro versos octosílabos, rimando los pares-en la que resumen un sentimiento, una ocurrencia o una astucia; son coplillas con un rasgo común, la malicia de su intención y la pillería y picardía de su expresión y todas dirigidas como dardos mas o menos envenenados contra alguien, mujeres, hombres, suegras curas, novios, nadie se libra de la puya del versificador que juega con lo implícito y el doble sentido de las palabras.
De conveniencia les sirve
a los hombres el sombrero
a unos les tapa la calva
y a otros les tapa los cuernos.

Lo sobreentendido abunda así mismo con resultados divertidos y mordaces.
Las mocitas de mi pueblo
cuando se van a bañar
lo primero que se mojan
es el pecado mortal.

Lo implícito, con el juego de palabras, con la retranca, con ingenio, ironía y doble sentido, nos lleva a imaginar más de lo que el cantor dice o quiso decir, insinuar más que decir.
Caminando monte arriba
una zagala encontré
yo la dije, monte monte
y ella dijo, monte usted.

Otras coplillas se reducen al mero juego de palabras, sin otra intención que decir lo que dicen los versos.
Cuando me parió mi madre
yo acababa de nacer
y a los quince días justos
ya tenia medio mes.

Otras veces adquieren este juego de palabras visos de chiste.
Me case con una maña
por ver si venia un mañico
y ahora me dice la maña
! que poca maña te diste !.

Y después están las sentencias, coplillas que no se meten con nadie expresamente.
Ay del hombre que se casa
con una mujer bonita
hasta que no llegue a viejo
el susto no se le quita.

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